martes, 2 de septiembre de 2008

Burocracia en tiempos de burócratas

(generosamente ofrecido contra su voluntad por Chap!)
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Todo necesita un papelito. Documentado. Por escrito. Todo se escribe, sella, firma, certifica, extiende, anula, permite, verifica y agota.
Seguramente nuestro sistema se encarga de que existan muchos trámites más de los que conocemos.
Aquí, una breve suposición de lo que se debe esconder bajo muchos escritorios.
Permiso para renovar revistas de consultorio. Toda secretaria deberá presentarlo con su firma y la de su empleador ante un juez. Antes de ser aprobado el permiso, un comando de agentes irrumpirá en la sala de espera y revisará detalladamente los ejemplares que descansan en el revistero. Llevarán muestras (y testigos si es necesario) a un laboratorio, donde se evaluará que tan leídas han sido esas revistas. Científicos, abogados, periodistas y expertos en gráfica decidirán en una reunión privada cuál es la fecha exacta en que deberá renovarse el revistero analizado. Secretaria y empleador deberán acatar las órdenes pese a las quejas de los pacientes.
Que no quepa ni una duda: en la requisa que harán los agentes seguramente desaparezca más de un ejemplar. Pero todos saben que mejor no hay que decir nada, porque una queja puede extender la fecha de renovación. Y ahí agarrate de las patas.
Autorización para la realización del repulgue de empanada coincidente con lo que se ve en el folleto que viene adjunto a las mismas. La mayoría de los cocineros de las pizzerías y casas de empanadas lucha por conseguir esta autorización, pero son pocos los que han logrado enorgullecerse de tal hecho. Está terminantemente prohibido que un repulgueador no certificado imite correctamente el repulgue indicado. Para estar autorizado se realiza un examen de yemas de dedo en Washington. Es analizado por expertos cheffs y manicuras del norte brasilero y desde allí se elabora un informe. Si consideran que el susodicho es apto, se lo envía a un entrenamiento en la selva misionera. Tiene 600 días para realizar una docena de repulgues de jamón y queso, media docena de carne y media docena de humita. Algunos se animan a realizar media docena de cebolla y queso, para poder extender la autorización dos años más. Una vez terminado el entrenamiento se les entrega la autorización que los habilita por cinco años a darle al pueblo lo que merece. Una empanada fácil de identificar. Una empanada que no va a ser mordida en vano.
Certificado de olvido de la persona amada. Se consigue. Difícil. Pero se consigue. Después de unos análisis de sangre, orina, pelo y aparato respiratorio, se somete al interesado a un baño de perfumes (varios aromas femeninos en el caso de querer el certificado para olvidar a una mujer, y al revés para viceversa). Luego del baño se intenta que la persona olvidante intente identificar el aroma de su persona amada. Si pasa la prueba, se le aplica el sello de la municipalidad que corresponda en las fosas nasales ante escribano público. Más adelante se lo encerrará en una habitación donde quince personas de distintos sexos y edades le dirán palabras de afecto, le recitarán poemas de Neruda y lo mirarán con ojos de perra en celo. Después se lo llevará a recorrer el mundo en bicicleta junto a monjas, y en cada capital se le realizará una celebración de bienvenida. Y se le entregará un documento firmado por el presidente de turno. Una vez de regreso se emborrachará al interesado y se lo enviará a una orgía sanadora. Todo esto certificado por escribano, claro está. Al termino de la orgía, una mujer (o un hombre, todo depende de los intereses del interesado) le llevará ek desayuno a la cama. Después de una serie de trámites más, se le preguntara al solicitante si recuerda algo de su persona amada. Si dice tres o más recuerdos (por ejemplo: nombre, domicilio y color favorito) , deberá comenzar los trámites nuevamente. Exceptuando lo de la orgía. En todo caso, se recomienda que pruebe con el Pedido de retorno de la persona amada que se ha ido por razones obvias.

9 comentarios:

unServidor dijo...

"Si no puedes contra la burocracia, únete a ella". (Lenin)







Ah ¿no lo dijo Lenin? Bueno, pero seguro lo pensó.

The Bug dijo...

Bien por Chap.
Se ve que el semillero viene dando sus frutos.
¡Hasta la victoria siempre!
Siempre y cuando se llene la papeleta correspondiente, digo.

Mar dijo...

Con respecto a lo de las revistas, les voy a pasar la dirección del ginecólogo porque ahí las revistas tienen que ser entretenidas, cuchame, si encima el tipo es pintón ya te ponés nerviosa, por lo menos que las revistas te distraigan hasta que llegue el momento.

El Profe dijo...

Chap esto merece estar en un cuadro... pretendo enmarcarlo :D
¡Abrazos eSPAMentosos a todos los chebolahs!

Vachi dijo...

Me encantó esto! ji
Pido a la gente que hace estos blogs (y los aledaños), que si deciden abrir algún blog más, por favor le agreguen horas al día, porque yo así no puedo.
:)
Saludos

Chap! dijo...

Un placer aparecer acá.
Pero un placer en serio.


Gracias!

Anónimo dijo...

Hablando de Roma, los empleados públicos necesitarian un "permiso para sonreir" de vez en cuando, no?

Memiliano dijo...

JAJAJA excelente el post...

"...Al revés para visceversa..." me mata esa frase jajaja que genialidad...

Muy bueno, saludos!!

bech dijo...

Ese certificado de olvido de la persona amada anda haciendo falta por la blogósfera.
Dénse una vueltita nomás y compruébenlo.