martes, 24 de noviembre de 2009

Basta la Ley

(dibujado en el puré, por unServidor)
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O sea: bastaría con cumplir la Ley para que todo ande mejor. Pero los gobiernos no se dedican a eso, sino a seguir dictando leyes. Eso es una tontería, porque aún sobreviven naciones que desde hace un par de miles de años que ya las resumían a diez (incluso uno de ellos las sintetizaba en una, con lado A y lado B, pero de ahí salió otra corriente).
En definitiva, habría que hacer una Ley que suspenda la realización de leyes, hasta tanto no se revisen, sinteticen, mejoren, ratifiquen y/o rectifiquen las dictadas hasta el momento. Tras lo cual, debería seguir la suspensión hasta que definitivamente se cumplan, con una cantidad razonable de excepciones que hagan a la Ley. Porque mientras sean la norma, esto no es normal.
Nuestro Líder resume todas las leyes en una. Todo está permitido, pero una sola cosa está prohibida. Comer del frut... eh, no, esa no era. El único delito que existe, es la Sustracción de Inocencia. Las penas varían de acuerdo a la gravedad del acontecimiento: pena máxima contra pedófilos y violadores, y mucho menor para -por ejemplo- el que te pidió un peso para la birra y luego te traicionó usándolo para comprarse un libro.
Porque también el engaño afecta a lo que nos queda de inocencia. No nos engañemos (justamente): nunca la perdimos del todo. Por eso nos siguen sorprendiendo los descuidistas. El robo es también una forma de sustraer inocencia, y ni hablar el asesinato, que nos la mata aún si la teníamos afuera (por ejemplo en quien te llore en el funeral).
Indudablemente, si sólo existiera esta Ley, y los legisladores debatieran cómo reglamentarla en cada caso y los jueces se ocuparan de hacerla cumplir (el Ejecutivo no sirve para nada, ya sabemos) el mundo sería un lugar mucho más habitable, sin guerras ni polución ni aumentos de patente. Y la humanidad, sería mucho más tierna.
Beshitus.
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Tomás Todensseri

lunes, 2 de noviembre de 2009

Reordenamiento urbano denserio

(sacado de otra boca por unServidor)

Tras unas semanas durante las cuales se internó en la más profunda introspección, el Líder ha vuelto a hablarnos a través de Pura, su lenguaraz, quien estando afónica por un problema en la garganta, le entregó sacrificadamente a cada uno de nuestros delegados presentes, el comunicado de marras en forma manuscrita, dado que tenía rota la impresora. Con la generosidad propia de nuestros cheboláhs, todos le ofrecieron lapicera, aunque no todos tenían papel y debió escribir donde fuera que puedan llevar el mensaje. Recién allí pudieron ir a repartir en sus distritos la nueva revelación, satisfechos de haber dado a nuestra vocera el merecido apoyo de la masa popular. Así trajimos para compartirles el texto que transcribimos abajo:

"En su origen, las grandes metrópolis fueron ciudades, y antes, aldeas. Casi todas, comenzaron con pocos habitantes y en ellas habían quintas, huertas y granjas. Cuando los nómadas se hicieron sedentarios, fue al arribar a sitios que brindaban sus saludables frutos durante todo el año. Las gentes se dedicaban a la agricultura en estas tierras fértiles, unos junto a otros, en sitios cada vez más pequeños a medida que las nuevas generaciones sobrepasaban a la anterior.
Así llegamos al día de hoy, y ahora esas grandes ciudades cubren de asfalto, cemento, granito y valdosito kilómetros y kilómetros de tierras que antes fueron las más fértiles. La productiva pampa húmeda se volvió un conurbano de consumidores. Y veo que esto no es bueno. Sin embargo, bajo nuestros pies está la posibilidad de mejorar nuestras vidas.
En esta era de la comunicación, donde podemos llegar de un punto a otro a velocidades insospechadas (incluso, a 25 kmts por hora), ya no hace falta estar sobre esas tierras hoy improductivas. Lo que debemos hacer, es trasladar las ciudades a zonas re-al-men-te improductivas. Montañas rocosas, subsuelos sin humedad, cumbres nevadas o desiertos arenosos. Allí no importará cubrir esos inútiles suelos con nuestros sólidos artificios urbanos. Seguiremos todos juntos, y nuestra materia prima seguirá llegando desde lejos, como ahora. Pero será sembrada y cosechada en las mejores tierras, que se salvaron todo este tiempo de la erosión y el veneno de los pesticidas. Los tomates serán el doble de grandes. También los choclos, y las bananas. A propósito, Purita, dejá de escribir..."

Esa fueron las palabras del Líder, llenas de luz, para que empecemos a poner manos a la obra. Cuidad que Nerón nunca lo sepa.