(sacado de otra boca por unServidor)
Tras unas semanas durante las cuales se internó en la más profunda introspección, el Líder ha vuelto a hablarnos a través de Pura, su lenguaraz, quien estando afónica por un problema en la garganta, le entregó sacrificadamente a cada uno de nuestros delegados presentes, el comunicado de marras en forma manuscrita, dado que tenía rota la impresora. Con la generosidad propia de nuestros cheboláhs, todos le ofrecieron lapicera, aunque no todos tenían papel y debió escribir donde fuera que puedan llevar el mensaje. Recién allí pudieron ir a repartir en sus distritos la nueva revelación, satisfechos de haber dado a nuestra vocera el merecido apoyo de la masa popular. Así trajimos para compartirles el texto que transcribimos abajo:
"En su origen, las grandes metrópolis fueron ciudades, y antes, aldeas. Casi todas, comenzaron con pocos habitantes y en ellas habían quintas, huertas y granjas. Cuando los nómadas se hicieron sedentarios, fue al arribar a sitios que brindaban sus saludables frutos durante todo el año. Las gentes se dedicaban a la agricultura en estas tierras fértiles, unos junto a otros, en sitios cada vez más pequeños a medida que las nuevas generaciones sobrepasaban a la anterior.
Así llegamos al día de hoy, y ahora esas grandes ciudades cubren de asfalto, cemento, granito y valdosito kilómetros y kilómetros de tierras que antes fueron las más fértiles. La productiva pampa húmeda se volvió un conurbano de consumidores. Y veo que esto no es bueno. Sin embargo, bajo nuestros pies está la posibilidad de mejorar nuestras vidas.
En esta era de la comunicación, donde podemos llegar de un punto a otro a velocidades insospechadas (incluso, a 25 kmts por hora), ya no hace falta estar sobre esas tierras hoy improductivas. Lo que debemos hacer, es trasladar las ciudades a zonas re-al-men-te improductivas. Montañas rocosas, subsuelos sin humedad, cumbres nevadas o desiertos arenosos. Allí no importará cubrir esos inútiles suelos con nuestros sólidos artificios urbanos. Seguiremos todos juntos, y nuestra materia prima seguirá llegando desde lejos, como ahora. Pero será sembrada y cosechada en las mejores tierras, que se salvaron todo este tiempo de la erosión y el veneno de los pesticidas. Los tomates serán el doble de grandes. También los choclos, y las bananas. A propósito, Purita, dejá de escribir..."
Esa fueron las palabras del Líder, llenas de luz, para que empecemos a poner manos a la obra. Cuidad que Nerón nunca lo sepa.
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