(Traducido sin conocimientos por unServidor)
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Al perpetrar una revolución, hay que satisfacer dos requisitos: que haya alguien o algo contra qué rebelarse, y que alguien salga a la calle de facto y lleve a cabo la rebelión. La indumentaria acostumbra a ser informal y ambas partes pueden acomodarse en lo que se refiere a hora y lugar, pero si una de las facciones no se presenta, es probable que la empresa entera fracase. En la revolución china de 1650 ninguno de los bandos compareció y perdieron el depósito.
Las personas o partidos contra los que se efectúa la rebelión se denominan “opresores” y se les puede reconocer fácilmente en cuanto parecen ser los únicos que la pasan bien. Los “opresores”, por lo general, llevan traje, poseen terrenos, y tienen la radio puesta hasta altas horas de la noche sin que nadie se lo vitupere a gritos. Su ocupación consiste en mantener el status quo, una circunstancia en la que todo permanece igual, aunque puede darse el caso de que quieran pintar cada dos años.
Cuando los “opresores” se vuelven demasiado estrictos, tenemos lo que se llama un estado policíaco, que prohíbe toda señal de disentimiento, tal como reírse entre dientes, presentarse con corbata de lazo, o llamar “Ñato” al Intendente. Las libertades civiles se ven restringidas grandemente en un estado policíaco, y la libre expresión es desconocida, aunque puede estar permitido hacer muecas en último extremo. Las opiniones críticas del gobierno tampoco son toleradas, especialmente las referidas a cómo bailan sus miembros. La libertad de prensa se ve también coartada y el partido en el poder “dirige” las noticias, permitiendo a los ciudadanos escuchar ideas políticas aceptables y partidos de fútbol que no provoquen desasosiego.
Los grupos que se rebelan se conocen como los “oprimidos” y se les suele ver en grupo dando vueltas y refunfuñando o pretendiendo que tienen dolor de cabeza. (Hay que señalar que los opresores jamás intentan rebelarse ni convertirse en oprimido, en cuanto les traería consigo un cambio de ropa interior).
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Algunos ejemplos famosos de revoluciones son:
La Revolución Francesa, en la que los campesinos asumieron el poder por la fuerza y cambiaron con presteza todas las cerraduras de las puertas de palacio, a fin de que los nobles no pudiesen volver a entrar. Luego organizaron una fiesta y se dieron el gran banquete. Cuando finalmente los nobles reconquistaron el palacio se les obligó a limpiarlo todo y se descubrieron numerosas manchas y quemaduras de cigarrillos.
La Revolución Rusa, que se incubó durante años y estalló de pronto al comprender los siervos que el Tsar y el Zar eran la misma persona.
Debe señalarse que, cuando concluye una revolución , los “oprimidos” con frecuencia asumen el poder y comienzan a actuar igual que los “opresores”. Por supuesto, a partir de entonces es muy difícil conseguir que se pongan al teléfono, y el dinero prestado para cigarrillos y chicles durante la lucha puede también darse por perdido.
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WOODY ALLEN
An s.P.A.M.man in New York
2 comentarios:
Señores Bug y Unser: he visto un rictus de burla en el rostro de ustedes mientras tipeaban esto.
Se lo tengo que contar al Líder. No porque yo sea botón, sino mas bien porque es mi deber. O quizás es al revés.
Yo solo conozco la Rebolu Ción.
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